viernes, 4 de marzo de 2011

La oxitocia. Hormona del amor

En una previa ponencia, llamada la Trilogía del Amor, hacemos referencia muy somera a las hormonas que, actuando química (y no sentimentalmente) son responsables por ese sentimiento tan complejo que poetas y, aun cínicos, reconocen como el "amor romántico".
Nuestros cuerpos están bien suplidos con la presencia de neurotransmisores y hormonas que facilitando la efectividad de sus actividades nos mejoran las actividades vitales. Estudiarlos y comprenderlos es nuestra misión especial. Porque es así como mejor somos capaces de traducir sus señales y de responder con eficiencia terapéutica hacia nuestros pacientes.
La liberación de oxitocina durante el parto y después del orgasmo ejerce un extraordinario bloqueo del estrés y nos llena de ternura --- así "hablan los expertos".
Podemos soñar como románticos, pero sentimos como seres vivos.
El enamoramiento, como ya sabemos, es parte de un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral y que se difunde al sistema endocrino.
Las feromonas, abrigadas por sutiles mezclas de perfume --- al menos así lo considera cada especie --- acaban excitando nuestras pasiones más básicas hasta que, consumada la copulación y habiendo experimentado el orgasmo, aparece la oxitocina en el teatro del drama de nuestro cuerpo.
Con ella resalta, esa profunda conciencia de pertenencia al otro y que, desde tiempos inmemoriales, hemos bautizado con la palabra amor.

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